Al hablar, parece que mi voz se pierde en el olvido, en una calle tan llena de gente intento gritar, pero ni siquiera me oigo a mi misma. Me quedo mirando las agujas de un reloj roto, y me pregunto si existe el tiempo, si pasa, se queda, se adelanta o desaparece...
El tiempo, lo que se supone que es el tiempo, algo inmaterial que nos controla como pequeñas marionetas desalmadas. “no llegues tarde” ¿y cuando es tarde? Que mas da, es pronto para saberlo...
Esclavos de algo inmaterial a lo que se le ha dado forma material, con un montón de estúpidos números alertándote de las horas, los días, meses y años... porque no podemos vivir sin algo que nos guié, porque somos humanos, ¿es mas cómodo vivir con prisas? Yo no lo se, no tengo hora, tome la decisión de ser libre, no necesité que un aparato mecánico me indicase cuando es ahora y cuando es antes o después, me guío por mi misma, voy y vengo cuando prefiero hacerlo...
Es cuestión de tiempo ser esclavizada como todos los demás, pero de momento prefiero darle tiempo al tiempo, dejarlo pasar, volver o quedarse, por que nadie lo ve, nadie sabe que es lo que hace, a lo mejor ni existe, y los que pasamos somos nosotros y no el tiempo, por que por alguna razón donde únicamente se ve el “tiempo” reflejado, es en nosotros mismos.
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